LA MALETA DEL LOCO

La Maleta del Loco
Corín Tellado, 2Viesques

Gijón

Tel.: 985 372 173
25 5 sobre 5

Relativamente fácil no no

No es costumbre de la casa sacar a la palestra el último aparecido, entre otras cosas porque dejo ese placer para los pobres hagiógrafos de la llamada crítica que aún piensan que en este oficio tiene algún interés la noticia, pero es que

La maleta del loco es ese sitio que todos soñamos que algún día se abriese en Gijón, y si usted, inteligente lector, tiene por algún menester que pasar en estos días por la ciudad del Piles, apúntese bien esta dirección, porque pasará unos minutos inolvidables.

La idea procede nada menos que de mentes tan lúcidas como las de David y Victor, de La Tabla y de Germán, ex enólogo de Coalla y uno de esos pocos jóvenes con que podemos contar para que la Seguridad Social se mantenga hasta nuestra jubilación, sin tener que privatizar el Museo del Prado.

Está en Viesques, o sea que no hace falta entrar en la ciudad más caótica del Principado, o quizás del continente, lo cual es muy de agradecer (si les describiese como es Serekunda comprenderían la limitación, pero eso está en Gambia, África).

Para nuestros asiduos lectores, les indico que está en la misma manzana que El Perro que fuma otro de nuestros comedores favoritos y que, gracias a Dios, no ha recibido la estrella Michelín que los nigromantes de la región daban por segura en noviembre pasado.

Según indica su imagen, esto no es un restaurante sino un “Gastrobar”, nuevo vocablo que admitimos de buen grado porque describe muy bien el concepto ya que podemos tomarnos un vino o una cañita, sin que el camarero nos escupa a la cara por ocupar un espacio donde podría estar vendiendo cigalas.

Su carta es absolutamente gastronómica, original, divertida, variada y hasta barata
¿Barata?

- salta un lector con la misma expresión que pondría un camaleón al enterarse de que le había tocado la Bonoloto-

Pero

¿puede haber comedores dignos a precios asequibles?

Pues sí señor, lo que no sé es cuanto durarán, pero de momento se puede poner usted ciego por menos de 20€, y con unos vinos de los que ya le comentaré.

Serán amigos suyos ¿verdad?

- insiste con malicia el hombre saurio-

porque no es normal hable usted así de un sitio recién abierto.

Pues claro, imbécil ¿acaso piensa usted que voy a recomendar a mis enemigos?

Para eso está ya la prensa local, aunque últimamente están gafados, como el gato ese de un hospital inglés, que cama a la que se acerca, paciente que palma.

¿Y qué se puede comer en un gastrobar?

Pues frituras en A.O.V.E. (aceite de oliva virgen extra),

huevos de gallinas libres (es un consuelo),

quesos asados (en la foto ven el Camembert con cobertura crujiente de pistachos, pero no se pierdan la

Tartiflette de Reblochon), y un plato de cuchara cada día

(dos, contando con que además hay fabada a diario).

Aparte claro de ensaladas originales, carnes, pescados, etc.

Contando con la calidades son a nivel de que las croquetas son

de jamón de Joselito, pues ya se pueden hacer idea.

Caray, pues tiene usted razón

¿Y eso por 20€?
Hombre, compartiendo, pero poder, se puede.
¡Ah!, ya me parecía.

Como ya apuntaba, lo más deslumbrante es la carta de vinos, porque hay joyas que ni el propio Andrés Proensa conoce, que ya es decir.

Hay vinos descomunales, pero sobre todo desconocidos, tanto que hay un clarete de Ribera que Germán hizo en honor a su abuelita y que ha bautizado como

Rara de Raro Nº1/R.

Osadía 2006

(no es coña, la bodega, o concepto, se llama Rara de Raro).

Por lo que les he contado, ya se pueden imaginar el ambiente, decoración informal pero cuidada y a la última (diseño de Carlos Botas) ,

camareros tan amables que hasta se dejan abofetear si no saben qué uvas lleva el vino recomendado, una mesa llena de nenas de lo más friki, otra con cuatro ejecutivos yuppis que miran a la de al lado donde un consejero recomienda a un ministro que no coma el pulpo con los dedos, un poco más allá el Sabina tomando nota de quién falta, y numerosos vecinos que, con tanto revuelo, se han acercado a ver qué pasa , pero que se van pronto afirmando que donde esté un buen Rioja, que se quiten estas mariconadas.

En definitiva, un lugar tan entrañable que no me extrañaría que el día menos pensado, la Felgueroso lo cerrase por no ajustarse a su ideología cutrense

(para los foráneos, es la alcaldesa de Gijón a la sazón y tiene una marcada aversión por todo lo que sea buen gusto y progreso).

Su slogan, el de La Maleta del loco, claro, es

“Je suis un bon vivant”

, pero con lo majo que es el sitio, me temo que no van a poder precisamente disfrutar de

“La bonne vie”, porque el local está ya como el camarote de los hermanos Marx.

De momento hace calor y la extracción funciona mal, pero cuando pase el verano y la invasión de los Cruzados haya desaparecido

(ver Agosto ¡Al ataque!)

, seguro que todo va como un cronómetro suizo, o sea, adelantado